Por zurda…

Mis compañeras de trabajo siempre encuentran divertido el hecho de que yo no sé recortar (y de paso lo hago todos los días con las notas de prensa de la universidad). Además de hacer chistes alusivos al asunto, se escandalizan porque NO.PUEDE.SER.POSIBLE que todo lo que yo recorto me quede choreto, no sigo las líneas, me como un pedazo y cosas por el estilo. Cuando hay algo que poner en la cartelera y digo “yo lo corto”, me brincan encima y me arrancan las tijeras para que la cosa no parezca una cartelera de kinder.

Y justamente, yo siempre digo-y es totalmente cierto- que no sé recortar porque no estudié preescolar, ni preparatorio, ni nada de eso. La primera vez que yo asistí a clase fue a primer grado, porque ya sabía leer a los 4 años, e ir a un salón donde ponen a la gente a aprenderse los colores y a dormir, no resultó. Sabía leer pero no sabía recortar. Me gradué a los 15 años, pero sin saber recortar. Y aún no sé, así como tampoco sé ni me he interesado en aprender otro tipo de labores manuales-artesanales para las cuales no tengo habilidad (mi me gustan, dicho sea de paso).

Pero dándole la vuelta al asunto, y buscando otra culpa, otro a quien echarle el muerto, dimos con que una de las razones más lógica tiene que ver con que yo soy zurda, y estamos claros que todo en este mundo está hecho para derechos, incluyendo las tijeras. Habrá quien pueda hacerlo, pero yo no he podido nunca agarrar las tijeras con la izquierda, y eso provoca que no se tenga precisión, y en conclusión, que no me quede derecho. Qué bueno buscarle una excusa a todo, no? Aunque, una vez, Santiago Pol, uno de los más grandes diseñadores del país, y por ende, experto en trabajos manuales, me dijo: “A pesar de lo raro que agarras la tijera, hiciste un corte hermoso”. Claro, él no vio cómo quedó el periódico al final, pero viniendo de él, es un halago.

Entonces, Durga, mi compañera de viaje y oficina, me preguntó si nunca había escrito en el blog sobre la discriminación de los zurdos en un mundo totalmente diseñado para derechos. Nunca lo había pensado, porque dentro de todo, no me había sentido tan discriminada, por lo cual no me he amotinado mucho ante tal situación y me he adaptado, pero hice un mini recuento de cosas con las que he chocado. Por ejemplo:

Cuando llego a la UNEY, debo firmar la carpeta de asistencia que está en la barrita de una taquilla. Todos los días ando con un perolero entre chaqueta, lonchera, carpetas, etc. Tengo que soltar todo para poder firmar, ¿por qué? Porque la carpeta tiene un bolígrafo amarrado con una liga del lado derecho, para que puedan firmar cómodamente los derechos, porque los zurdos, tenemos que estirar la liga hasta el otro extremo de la carpeta para comenzar a escribir, y en consecuencia, no puedo sostener todos los peroles.

Lo que me hizo recordar que cuando estudiaba en bachillerato, y usaba esas libretas de espiral de plástico, me chocaba escribir en la cara derecha del cuaderno (lo que en una revista sería la pagina impar), porque la espiral me pegaba en la mano y no era fácil para escribir rápido. Eso no le pasa a los derechos porque a ellos siempre les queda la mano al aire y nunca sobre un borde del cuaderno. En cambio a los zurdos, nos queda al aire sólo cuando escribimos en la cara izquierda, entonces, yo lo que hacía era voltear el cuaderno, de manera que la espiral quedara del lado derecho, y así tenía una hoja escrita normalmente y otra, patas arriba.

Pero eso sí, jamás escribí con el cuaderno torcido, como la mayoría de los zurdos. Lo que volteo totalmente es la mano, haciendo como un signo de interrogación. Es raro, sí, pero es mejor que voltear el cuaderno.

Lo que me llevó más atrás, hacia el tema de los pupitres, todos para derechos, por supuesto. Pero como mi mamá trabajaba en la escuela donde yo estudié, me consiguió un pupitre y lo mandó a voltear para que la tabla me quedara del lado izquierdo y así, escribiera cómodamente durante toda la primaria. Usé el mismo pupitre, como si no hubiera crecido y lo pasee de salón en salón cada vez que pasaba de grado. Cuando entré en la UFT, para mi sorpresa, había unos cuantos pupitres de zurdos, pero más sorpresa resultó que éramos como 8 zurdos en el salón, más de los pupitres que había.

También cuando era chiquita, Maleny intentó enseñarme a tocar cuatro, pero como además de zurda soy sorda, entre que no agarraba la nota, y no podía ponerme el cuatro cómodamente del lado que quería, lo dejamos así.

Dibujo técnico en el liceo. Era una pesadilla cuando mandaban a hacer las fulanas proyecciones de cubos y demás figuras tridimensionales, porque yo los proyectaba hacia la izquierda, jamás podía visualizar la proyección por la derecha porque mi perspectiva es hacia allá <————————–  Afortunadamente tenía a la Mona, quien se encargó de que mi nota en dibujo no muriera por las proyecciones.

Cuando yo tenía como 8 años, había un comercial del Banco Latino (Q.e.p.d.), que promocionaba una chequera para zurdos y mostraba varios personajes de la historia con la misma condición, como Chaplin por ejemplo. En mi casa, Feli es zurdo, y mi abuelo también lo era.

Y así hay un montón de cosas, que la verdad, no había enumerado hasta el cuento de las tijeras. Supongo que cuando aprenda a manejar vendrán muchas más….