Golpe larense

¿A la revolución deportiva??? Pero no será a la del estado Lara!

Yo de deportes no sé nada, pero ciertamente me emocionó como a todo el país que esta niña obtuviera la primera medalla olímpica en Beijing, y condenara el chiste aquel de que la única medalla conseguida por un venezolano, se la consiguió en el piso.

Más aún me emociona que la medallista sea del estado Lara, así que por el sentimiento regionalista me calé todos los reportajes de la tv barquisimetana sobre Dalia Contreras, su familia de atletas, humilde y feliz de ver a su hija cumplir uno de sus sueños. También hice hoy algo que no hago con frecuencia: leer las páginas deportivas de los periódicos, y en el diario El Informador leí la historia que ya habían dado a conocer la noche anterior por tv, razón por la cual me vuelven a dar ganas de vomitar leer la palabra “Revolución” en cuanta cosa –mala o buena- pasa en este país.

La historia aquella de que al llegar de Atenas 2004, donde no obtuvo medalla pero quedó en el cuarto lugar, el gobierno le regaló el certificado de una casa en un sector de Palavecino que le sería entregada como recompensa. Al final, le quitaron la casa y el certificado porque emigró de las filas de Lara para las de Anzoátegui. Ella había pedido una beca para estudiar derecho, Fundela y el súper gobierno bolivariano del estado Lara se la negaron, y ella la consiguió allá en oriente, donde seguros de tener una buena atleta que les lleva medalla en cuantos juegos nacionales participan, le dieron cupo en la Universidad Gran Mariscal de Ayacucho.

O sea, la castigaron por irse a un estado donde le ofrecieron todo, cuando aquí fueron incapaces de pagarle los semestres en una universidad, mientras despilfarran como locos en otros menesteres bolivarianos. Su mamá dice que la engañaron y que le quitaron la casa por no haber traído medallas, pero sus hermanos aseguran que el trance viene por el cambio de estado porque la casa ya la tenía ofrecida con papeles en mano.

Esto no es nada y ella no es la única. Pocos días antes de su triunfo, estábamos hablando en mi casa sobre la patética situación de la mayoría de los latletas venezolanos: pasan hambre, pasan roncha y comen cables (conocí a varios de ellos, estudiantes de deporte cuando estudié en el IUETAEB en esa situación). No hay sistema de apoyo alimentario, académico, económico, de ningún tipo. Pero sí los sacan a full color en el librito olímpico del IND como si los tuvieran en las más óptimas condiciones. Lo poco que obtienen, lo logran con el talento que pueden demostrar aquí, porque la mayoría, con entrenamientos improvisados y de poco tiempo, palidecen en eventos de esta magnitud. Diliana Méndez participó y perdió en competencias de tiro, y lo dijo al llegar de Beijing: “Tenemos que entrenar desde ya para las olimpiadas de Londres. Es muy difícil exigirle a un atleta el rendimiento, con sólo 3 o 4 meses de entrenamiento”. Así debería ser, como afirmó Dalia haberse preparado en estos 4 años.

En la UNEY estudia María Alejandra González, probablemente la mejor ajedrecista que tiene el estado Yaracuy. Consiguió la primera medalla de oro para la UNEY en los Juvines del año pasado, y además de eso, también llevó de plata y bronce en diferentes categorías, con la destreza y soltura que tienen los inteligentes para este juego. Pero María Alejandra también juega para otro estado, casualmente Anzoátegui, ¿por qué? porque en Yaracuy, el estado en que nació, no le paran pelotas, y el talento merece reconocimiento. Deben ser incontables las historias similares.

Finísimo por Dalia Contreras, su familia y su pared atestada de medallas, y el gobierno larense que se muerda los codos y se quede callado.