«Mal necesario»

Estoy de vacaciones. Vacaciones en plena remodelación de parte de mi apartamentico. Toy perdida, pues. Pero los cuentos no se me acaban.

 

El trance del seguro de mi carro no terminó con la historia de los reales y el cheque. Resulta que después de haber pedido el presupuesto hace como tres meses, hablar casi a diario con el seguro y demás corre corre, justo el día que se me venció la póliza, me llaman para decirme que de pronto, Uniseguros decidió no trabajar más con carros Logan.

 

Ya nos había llegado un rumor al respecto, pero como el trámite ya estaba hecho y el perito ya lo había revisado, suponíamos que no había ningún problema. Pero lo hubo. Sin embargo, no me puedo quejar porque la productora de Uniseguros está súper pendiente de todos sus clientes y es muy diligente, aunque no dejé de amotinarme por habérmelo dicho tan tarde y con tantos «detalles». Después de más momentos de tensión y estrés, logró hacer un acuerdo con la compañía y finalmente, sí asegurarme el carro con ciertas condiciones.

 

Por ejemplo, yo misma debo comprometerme a buscar los repuestos en caso de necesitar alguno, porque como Uniseguros le hizo la cruz al Logan, entonces ellos no van a mover un dedo para buscar ni un farito, ni una pieza complicada. Nada. Sí me lo pagan, pero no lo buscan porque “es muy difícil”. Ni modo, después de la amenaza de asegurármelo sólo contra robo, lo demás es ganancia.

 

Lo peor es que la señora del seguro me dice que absolutamente todos los repuestos son difíciles, obviamente no es mi carro nada más, y no entiendo por qué si ahora hay más Logan que nunca en la calle, tienen esa restricción. Me puso ejemplos de carros, camionetas, de Ford, de Toyota, hasta de Aveo, el carro más comercial de este país, el cual ahora van a asegurar con deducibles y ciertas condiciones como “si se le daña esto, usted lo busca/ no respondemos por tal cosa”. Entonces si eso es así con el Aveo… que queda pa los demás???

 

El consuelo que me dio fue “te lo vamos a asegurar por este año, pero te recomendamos que lo vendas lo más pronto posible porque el año que viene no te lo vamos a asegurar”. Sí, claro, como si comprar un carro en este país fuera tan fácil, no sólo por lo increíblemente caros que se ponen cada mes, sino porque aunque tú tengas los 300 millones en el bolsillo, nunca hay, no puedes escoger, hay que meterse en las listas que nunca avanzan y todos esos cuentos que todos se saben. Como si fuera entrar al concesionario, pedirlo y llevárselo. Además, pa rematar yo ya he dicho miles de veces acá cuánto me gusta mi carro, lo cómodo y sabroso que es. Mucho más que un Fiesta, un Aveo o un Palio…nooooooo, no quiero cambiar mi carrito por ninguno de esos que odio. Y qué hago? Me compro un Mazda que es el que me gusta, y me quedo en la calle? Jajaj se imaginan cuánto me puede costar el seguro y servicio de un Mazda, a mi que soy una pobre asalariada??  Yo hasta quería, cuando llegara el momento, vender éste y comprar uno igual pero más nuevo.

 

Otras empresas de seguro sí trabajan con Logan, contactamos a varias: unas donde trabajan amigos de Nel, otras con las que trabajan las agencias Renault, un amigo de mi tía, y así…y claro, sí hay otras aseguradoras disponibles, pero después de tener el cheque hecho y firmado para Uniseguros con el cuento del financiamiento en La Comuney, no estaba nada fácil volver a empezar el trance de la plata. Era como no tener nada. Mucho menos, cuando en todos esos seguros, ya para esta fecha las tasas han aumentado y me iban a cobrar por lo menos millón y medio más. Y de paso, con la póliza ya vencida.

 

Lo que quiero decir con todo esto, es que tener un carro en Venezuela se ha convertido problema: para encontrarlo, comprarlo, mantenerlo, asegurarlo, comprarle repuestos, resolver en un taller, para TODO. Ciertamente, muchos de los rollos y enredos de ser peatón se acaban con la practicidad y comodidad de tener un carro, y en mi familia, que nos han robado dos y hemos pasado la roncha bella en diversas situaciones, no tiene precio.

 

Pero pasan cosas tan locas y únicas en el país, que hacen que la vida se le enrede a uno, en vez de poder solucionarlas más fácil. Como eso de los repuestos, por ejemplo. Desde que yo compré el carro, me he calado los cuentos de la gente de que el Renault es un carro difícil y caro. Pero hoy en día no hay comparación, no hay nada para ningún carro, y entre amigos y familiares en este momento tengo conocidos con carros parados por choques, daños, entre ellos: Corsa (Chevrolet), Signo (Mitsubishi), Optra (Chevrolet), Paratti (Volkswagen), Terios (Toyota), Previa (Toyota). ¿Entonces? La van a agarrar con mi carrito nada más, cuando TODOS los carros están pasando por la misma situación, sea por las divisas, las importaciones o lo pelúo que es hacer cualquier cosa con este gobierno, que además de malo, lo único que hace es complicarlo todo. (Claro, yo no puedo echarle la culpa a otro! -y es que acaso hay otro?-). Cuando una opción que me dieron  fue algo tan absurdo como: busca los repuestos en Colombia, allá hay mucho Renault, se consiguen rápido y a buen precio. Dentro de poco habrá que ir a hacer mercado en Colombia, también. Y con la letanía de que todos estos conflictos son un «mal necesario», nos calamos todo.

 

Y ni hablar de lo absurdo que son los precios de carros. Este es el único lugar en el que puedes vender un carro que compraste en 80 mil bolívares hace 25 años, por 22 millones, así sea una lata. El único en el que te cotizan un carro en 50 millones y cuando llega, meses después cuesta 92. Eso si no lo regula nadie, ahí no hay control de nada, y lo peor: todo el mundo sigue comprando y nunca hay NADA en ningún concesionario.

 

Digamos que el problema lo solucioné, con ese compromiso de tener que buscar lo que necesite -en caso de hacerlo- esperando no necesitar nada como ha sido hasta ahora. Pero, después de leer esto espero que a mis queridos amigos no se les vuelva a ocurrir más nunca preguntarme cuándo voy a aprender a manejar, porque con este estrés y terror sembrado, lo que me falta es andar de inexperta con mi carrito sometido a tantas condiciones…. Sí, ya sé que me quedó como excusa perfecta, pero no me dirán que no es parte del problema también!!!

 

¡¡¡¡¡Amotinada!!!!